miércoles, 24 de enero de 2018

5 a 0 Y TE FUÍSTE A LA 'B'


Newell's Old Boys 1941. 12 octubre, Fecha 28: 5 a 0 en el clásico jugado en el Parque. Arriba: Sobrero, Honores, Reynoso, Cardona, Pellegrini, Salvador Alonso (Masajista) y Ángel Perucca. Abajo: Gayol, Canteli, Pontoni, Morosano y Ferreyra.
La temporada del Fútbol de A.F.A. en el año 1941 comenzó el 30 de marzo. Los equipos comenzaron una nueva disputa por acceder a los primeros puestos. El Newell’s Old Boys de Adolfo Celli sorprendería con algunas incorporaciones que le dieron el toque de clase y calidad que la Lepra necesitaba para instalarse definitivamente en el Torneo de Primera División. Tras varios años en la portería Leprosa, el cordobés Luis Heredia fue cedido a San Lorenzo. En su lugar llegó el peruano Juan Honores. El chueco era un formidable guardavalla que hacía simple lo difícil, sin gestos ampulosos ni saltos espectaculares. Brilló en la Selección de Perú que obtuvo el Sudamericano 1939. Vale recordar que por aquellos días la Liga Peruana de Fútbol aún era amateur.

Pero el plato fuerte estaba reservado para fortalecer el quinteto ofensivo. Desde la ciudad de Santa Fé llegaron a Newell’s René Pontoni y José Canteli. Los dos provenían de Gimnasia y Esgrima de Santa Fé. Brillaban en la Liga, y también en el combinado provincial. A fines de 1940 los porteños los vieron en acción y lo abordaron a Celli. Le preguntaron cómo lo veía a Pontoni. El alemán, sabio y pícaro, contestó que lo veía lento y que su físico no soportaría las exigencias de la primera división. Cuando los porteños se dieron cuenta de la calidad de los delanteros santafesinos, ya habían convertido 51 goles en Newell’s durante el Torneo de 1941, Canteli siendo goleador con 31 goles. Adolfo Celli no era un improvisado en esto del Fútbol.

Pero no todo era agradable en el ambiente futbolístico. “Nuevamente el soborno salpicó al fútbol y otra vez fue Banfield el club castigado por una práctica que parecía consustanciada con sus dirigentes. Esta vez la pena aplicada fue severa, al castigarse al club con la pérdida de 16 puntos, que parecía condenado al descenso” (1). Únicamente un milagro, o la actuación paupérrima de algún otro cuadro, podía salvar al taladro.

El debut de Newell’s fue auspicioso, 5 a 1 a San Lorenzo en el Parque en la primera fecha, 2 a 1 frente a River en Núñez, y 3 a 2 en la tercera fecha en el Parque frente a Boca. Un equipo que fue creciendo con el correr de la fechas, consolidando en primera división a Juan Carlos Sobrero, un back potente, peleador con temple para soportar los embates contrarios. A su lado el potencial de Néstor Gilli funcionaba de maravillas. Y en el medio, el gran Ángel Perucca, demostraba en cada partido el poder en su marca, la inteligencia en el juego asociado con los de arriba, y la simpleza de trasladar el balón con el semblante levantado, como si lo llevara atado en sus pies.

Por aquellos días, los horribles arbitrajes localistas exterminaban toda ilusión para con los equipos fuera del círculo favorito-comercial de Buenos Aires, más aún estando fuera del radio de los “60 kilómetros”. Así todo, Newell’s no se achicó y dio pelea en todas las canchas, y haciendo que el viaje a Rosario fuera una penuria para los rivales. En la fecha 13 obtuvo el triunfo de visitante en el clásico de la Ciudad por 1 a 0 con gol de René Pontoni.

En la 2da rueda Newell’s siguió su paso arrollador. Llegó a la fecha 28 en un momento inmejorable. En la vida del fútbol del otro lado de la Ciudad, las semanas eran una pesadilla eterna. El clásico venía en el peor momento. Banfield encontró en el club de Arroyito su luz de esperanza para continuar en primera división. Para muchos instaladores de opinión, operadores los llamamos desde este espacio, aquél clásico era motivo para sospechar del Club Atlético Newell’s Old Boys (como hoy, como ayer, como siempre, ¿hasta cuándo?). Estos personajes instalaron un sentimiento Rosarino en peligro. El círculo mayor del Fútbol Rosarino pedía a gritos “¡socorro!”. El honor de la Ciudad estaba en riesgo si tal Club llegaba a descender. ¿Sería Newell’s capaz de tomar actitudes anti deportivas para salvar a otro Club? Palabras más, palabras menos, este era el ardid que sobrevolaba el Parque aquellos días de octubre, hace 77 años. Instigados los locales por los operadores unitarios de Buenos Aires, el ambiente se enrareció para desviar el foco de atención. Nadie habló entonces de la brillante campaña del cuadro de Adolfo Celli, ni de la paupérrima actuación del Club al que había que salvar, ayudar.

El señor Pascual de la revista El Gráfico sembrando dudas y especulando en base a rumores. 5 a 0 lapidario.
Extraordinaria tarde en el Parque aquél 12 de octubre. Los cuadros rosarinos salieron al campo con un Estadio del Parque colmado de aficionados Leprosos que no querían perder la oportunidad de disfrutar una colosal jornada junto a uno de los mejores once de la Historia de Newell’s. Gran recuerdo para nuestros tíos, abuelos, y viejos amigos de Newell’s que aún llevan en el vivo recuerdo ese glorioso cuadro rojinegro de los 40’s .

El partido comenzó intenso. A los pocos minutos Honores recibió un tiro en el palo, y pronto, tuvo que apurar una salida que evitó la caída de su valla. A partir de allí, Newell’s se acomodó en el campo. Encontró en Perucca el eje que distribuyera juego asociado con los delanteros. Ponotni se erigió en el estandarte de los ataques, y al poco tiempo Canteli con un violento zapatazo convierte el primer gol del partido. Pero no, el referee Braun lo anula  por supeusto fuera de juego de Pontoni. Volver a empezar. A los 35 minutos Mario Morosano anota por fin el primero. 3 minutos más tarde Morosano nuevamente anota para Newell’s.

José Canteli arremete contra el arco rival. Bombazo para clavar el primer tanto. NO, el juez cobró fuera de juego a Pontoni que aparece caído a un costado. A Canteli ese día le anularon 2 goles.
El segundo período arrancó con una cansina reacción de la visita. (2) “Desorientados” dijeron las crónicas posteriores. Si bien pareció que se iban contra el arco de Honores, nada de eso prosperó. Newell’s fue acomodándose en el terreno nuevamente, teniendo a Perucca como dominador de toda la cancha y a Pontoni como organizador activo de los ataques. A los 23 minutos del complemento Pontoni anota el 3ro para Newell’s. Delirio en las tribunas. Pero aún quedaba más. A los 30 minutos en un entrevero en las puertas del área, el esférico se elevó y Morosano ganó en altura para anotar el cuarto gol de la tarde. (3) Llegando al final del encuentro, a los 41 minutos, Pontoni vuelve a convertir y decreta el 5 a 0 definitivo. A Canteli le anularon 2 goles esa tarde.

El aplastante resultado dejó en evidencia que el clásico se jugó “mano a mano”, sin arreglos anticipados, escribió Pascual para El Gráfico. “El clásico se disputó con total lealtad deportiva y eso destruyó falsos argumentos en los cuáles aparecía Newell’s como dispuesto a darle los puntos a su rival”, concluyó. Falsos argumentos pero a los que el señor Pascual fue veloz para subirse.

Dos semanas más tarde, el 26 de octubre, en la última fecha el Club Atlético Banfield llegó con posibilidades de permanecer en Primera División. Lo que parecía imposible cuando arrancó el torneo, fue obra exclusiva del cuadro de Arroyito. Ese último partido se iba a disputar en el estadio de Zona Sur de Buenos Aires nada menos que entre ambos equipos. Si los rosarinos empataban o ganaban permanecían en Primera. Pero si Banfield ganaba, los que descendían eran los otros. Según Ramírez este partido no tuvo “el interés ni la intensidad previstos” porque Banfield se puso en ventaja rápido, y en escasos minutos despachó al descenso a su rival.

Escribe BanfieldLocura.com: “Banfield salió decidido a ganar el pleito y lo desmostró desde el arranque, a los 6´ anotó el primero, a los 11´ el segundo y a los 13´ el tercero. ¡3 a 0 en 13 minutos!, se vivió una verdadera fiesta en el sur. El resultado final fue 4 a 2 para el Taladro y descenso para el Canalla, el primero de su historia”.

2 goles le anularon al Chengo Canteli ese 12 de octubre. Newell’s aplastó a su clásico rival en el momento que había que hacerlo. Sin piedad en nuestros corazones.

Fotos y recortes: revista El Gráfico #1162, 17 octubre 1941.

(1) Texto de Pablo Ramírez, “Fútbol. Historia del Profesionalismo“, Editorial Perfil, 1977. *
* Llamativo es que en la década del 1970, Ramírez en sus fascículos, se refiera al “caso Banfield” como al pasar. Sostuvo que la pena que aquél Club recibió, por reinsidencia en el soborno (comprobado), fue severa. Apenas le descontaron 16 puntos. El ascenso no se tocó. En 1962, el Club Atlético Newell’s Old Boys, fue protagonista de la peor injusticia en la Historia del Fútbol Argentino por un “supuesto soborno“. Cuestión que nunca fue comprobada en la justicia. Pero así todo, el Honorable Tribunal de Penas de la Asociación, fundado en un falso rumor, despojó a Newell’s de los triunfos obtenidos en la cancha. Pero esa…. esa es otra historia que contaremos en otra ocasión.

(2) Cansino, cansina, adjetivo, Que muestra o aparenta cansancio o falta de fuerzas o energías.

(3) Según J.R. Moreno en su libro dedicado a Newell’s Old Boys “Los Dueños de la Ciudad“, la omisión permanente y constante de este evento del gol con la mano genera dicusión y disputa con sectores porteños. Ellos dicen que el primer gol con la mano fue de la bordadora Vicente Zito, o que fue del charro José Manuel Moreno. Pero el de Morosano fue el primero convalidado por un árbitro y el primero en el clásico rosarino. Extracto del libro de J.R. Moreno: <<Cuando el primer Mario de nuestra galería de Maritos conquista ese tan famosísimo gol ante los otros, yo miro asombrado a mi viejo, el Gaita, y le pregunto: ¿lo hizo con la mano? Y él me dice: “calláte, carajo, a ver si lo anulan”.>>

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