traspasando el Legado Leproso

 

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La Historia molesta. Recurrir a elementos históricos para explicar el presente, perturba. Reflexionar sobre el pasado para fortalecer el presente, es un rumbo esquivo. Cuando veas autoridades flaquear, cuando veas la explosión del hartazgo (a veces en la cruel indiferencia), preguntate ¿qué está sucediendo? En la Historia vas a encontrar respuestas.

En 1960 la isla de buenos resultados sucumbió. Newell’s Old Boys cayó violentamente en un espiral de desidia dirigencial que llevaba una década maserándose. El caldo de cultivo dejó a la institución sumida en su peor momento histórico… crisis social, debacle institucional, una situación deportiva lamentable, y un oasis de barriletes porteños y extranjeros, que aprovecharon la situación para llenarse los bolsillos con el dinero que escaseaba.

Un día la Población Leprosa explotó. El 24 de mayo de 1964 tras un partido contra Argentinos Juniors los dirigentes, jugadores estrellas, y el director técnico Mario Boyé, casi sufren un brutal linchamiento a la salida del encuentro. La Gente los esperó para tomar cartas en el asunto. La barricada que causaba la Asamblea de Representantes (símbolo de los peores momentos institucionales, deportivos y sociales) se desmoronó. El hartazgo empujó a que comenzaran a producirse cambios en la conducción, en la gestión, y en la dirección del fútbol. La utópica UNIDAD aún no se veía en el horizonte, pero comenzaba lentamente a ser una salida posible exigida por la Población Leprosa.

A continuación compartimos una serie de reflexiones que dejaron Evaristo Monti, cronista deportivo Rojinegro, y José Minella, estrella porteña, Entrenador de Newell’s en 1960. Las debacles son procesos, nunca hechos aislados. Esos días de septiembre de 1960 son consecuencias de las confabulaciones políticas iniciadas en los años 1950… son el epitafio de los bochornos deportivos producto de estrellas foráneas, que aún hoy llaman la atención.

¿Se puede aprender de la Historia?

AVERIGÜÉMOSLO

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